miércoles, 10 de octubre de 2007

LVII**

Desde lo alto de la Montaña de esta narración, única como horizonte Oeste de esta extensa llanura, sin picos climáticos ni emociones, bajan aquellos fragmentos que parecíanse olvidados, y habían sufrido la desilución del fracaso de ser recuperados mediante una tarea de rescatista temporal de altos montes, regresan, con su aureola de humo, desde lo alto de Montaña, aquel lugar que unos señalan con el índice, y murmuran: '-De la montaña, Sr...de allí bajaron.'; aqeul lugar que uno puede creer horizonte a alcanzar en un Futuro, pero no es más que el útero de nuestro recuerdo, de lo Pasado.



Ya no había tiempo para hacer nada factible.

Sin embargo, mi ingenuidad liberó mi imaginación para poder recordar, en tan breve tiempo, momentos eternamente inolvidables, y nociones fantasiosas de no alucinación temporal, haciendo demorar el inevitable final.

La espada del enemigo atravesaba su estómago en el borde superior, dañando el diafragma.

Lo último fue el sentirse morir en otra época, sin tiempo.

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