viernes, 7 de septiembre de 2007

XXXII*

Una sensación de palpito a futuro, de continuo y progresivo paso por la secuencia de una oruga desorbitada, allí donde los cánones desenmazcaran todo tipo de alimañas con fines de pura práctica de devenir constante.

Una sensación de palpito a futuro, en disonancia con lo presente, siempre guardado en su habítaculo de olvido, proyectando constantemente la presunta causa de todo.

Una sensación de palpito a futuro, con inestables condiciones para la mañana, variando por la tarde y desfigurandose de noche, junto con la utopía de la búsqueda de una uto´pia a seguir, sin la dislexia de quien corre, a su encuentro, en larga avenida de la costa, sin palabras en la mano y, entre su labio superior y el pequeño agujero dibujado por esta deformación en su mejilla izquierda, un mínimo gesto en la cara.

Una sensación de palpito a futuro,
como la muerte…
del escritor…
y su obra…
el olvido…

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