lunes, 1 de enero de 2007

I


La dificultad.
Luego, el devenir, del todo en Todo.
Y su medición, a partir del criterio único elegido,
sin importar el cual.
Podría, incluso el Ser, encuadrarlo según sus variables, y sería mi Historia, o la suya,
la correcta exposición como medida de valoración.

Mientras, autodefinir a el Ser como un Sujeto en tránsito de, en viaje hacia (si mismo). Así, el verbo (-viajar) domina los movimientos, negando a el Ser (sustantivo) en cada momento, resignificándolo al límite de no dejarle captar, por tiempo aprehensible, una sustancia fijada, un destello inmutable de sí mismo, una muestra de su imposible pero deseada autonomía de Ser.

Viajar, como motor yoico.
Yo como verbo.

Infinitos Yo declinados,
dependientes todos de su matriz nuclear.

La imposibilidad afirmada,
asustantiva, de ser significado.

Su temor a la afección ajena,
proveniente de una persona gramatical.

Su tiranía, dominio de la Fuerza,
castigando y negando
la solicitada autonomía
de el Sujeto-Ser.

No hay comentarios.: