martes, 4 de septiembre de 2007

XXXIX*

En una situación de dos personajes surcando un espacio callejero, en camino ligero ahcia un destino; un hombre de chomba con claras y horizontales rayas, pantalón oscuro, y zapatillas de correr, camina lentamente, con maneras que alduen a algún retraso físico-cerebral, por la vereda de enfrente. De fondo, continuamente, anula todo concepto de continuidad durante las distintas calles, y planos que surcan los dos personajes ‘principales’.

Es una nota suave en el piano, tocada desde lo más íntimo de una pena que fluye dentro, por sus clavicordeas cuerdas de sentido.

Y el respeto logrado en aquel primer paso en esta embarcación, frente al timonel de mando, y al mismo tiempo en las mismísimas calderas incendiarias del navío, que tiempo después se descubre, en un océano poblado de posibilidades subalternas que se dirimen la posesión del rumbo a elegir; y si hubiese un maremoto, tan solo una fiebre del yo.

O uds, Cuadernos Antiguos.

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